-Me llamo Merilain y soy asesina a sueldo.
Nos quedamos todos patidifusos. ¿Qué clase de presentación es esa? Miramos al profesor, que igual que nosotros la miraba con cara de asombro. A los pocos segundos empezó a troncharse. Y otra vez todos boquiabiertos. El profesor de ciencias, alias el chispa, precisamente por lo serio que es, ¿riéndose a carcajada limpia?
-Desde luego Merilain, así no creo que se metan con usted, pero no se yo si se atreverán siquiera a decirle hola...-le dijo entre risas.
-Bueno, pero yo le he dicho que no iba a dejar que se metieran conmigo - se dirigió a él con una amplia sonrisa, luego se giró hacia la clase mirando por encima de las gafas, y guiñando el ojo, siguió- y eso, creo que lo he conseguido.
¿De donde diablos había salido esa chica?
La verdad es que le salió bien la jugada, nadie se metió con ella. Y al final del día ya se hablaba con la mitad de la clase. Resulta que era artista y por culpa de eso tenía que estudiar como podía y siempre cambiando de ciudad. Era una chica segura de si misma. Sabía que era guapa, porque madre si lo era, pero al tratar con ella nos dimos cuenta que era encantadora y muy, muy inteligente. Más de una vez me plantee por qué una chica como ella era artista, podría ser una gran científica, matemática, ingeniera,... pero bueno, un día que se lo pregunte me respondió:
-Mantener mi cabeza operativa me encanta, me hace sentir despierta y avispada, pero ¿viva? viva y libre solo me hace sentir el arte, pintar, cantar, actuar, bailar, escribir... es sencillamente magnifico.
Resultó ser una chica maravillosa.
Tres semanas después de que llegará a clase hicimos una fiesta en una casa al lado del lago, en plan película de adolescentes, con todo el desmadre que eso supone... La casa era de los padres Marc, mi mejor amigo, para los demás, el del niño de papa. Un tío como dios manda, pero que volvía locas a todas las chavalas y con unos padres millonarios. Evidentemente invitamos a Merilain a la fiesta, y no recuerdo que hora sería, porque la verdad, es que a las 2am ya íbamos todos en nuestro punto, pero recuerdo que vi a esos dos tonteando y ya no les volví a ver en toda la noche.
A la mañana siguiente, los 9 o 10 que nos quedamos allí nos despertamos sobre las 12h, recogimos un poco, preparamos café y unas tostadas para desayunar algo y a medio desayuno nos dimos cuenta que el niño de papa y Merilain no había aparecido. Como buenos amigos que somos supusimos que estarían en la habitación de él durmiendo todavía, así que cámara y vaso de agua en mano nos fuimos para arriba a darles los buenos días. Abrimos la puerta y... limpio. Ni rastro de ninguno, es más, no parecía que allí hubiera habido absolutamente nadie en toda la noche. Nos sorprendió bastante la verdad, Marc no era de hacer bromas de ese tipo, así que empezamos a buscar por toda la casa...
Merilan, Una compañera nueva - cap2